domingo, 25 de noviembre de 2012

¿Y yo qué hago si mi sonrisa de color se me apaga cada día un poquito más? Si a cada día que pasa, mi humor empeora y mi carácter se vuelve más agrio. Si a cada cosa que hago, sólo recibo dolor. Si a cada ilusión, sólo recibo daños. Si cada paso me duele más que el anterior. Si el reír ya no es tan fácil como antes. Si mis palabras a los demás se vuelven cada día más duras. Si sólo trato mal a todo aquél que sólo intenta ayudarme. Si llorar por la más mínima tontería se convierte en costumbre. 
Dime, ¿qué hago si no puedo estar un día más sin ti? Si cada momento contigo es un suspiro. Si cada palabra tuya es lo único que me puede hacer estar bien o estar mal. Si no puedo estar sin ti, joder. Dime qué hago si a cada momento que paso sin ti es un suplicio, si mi mayor tortura es saber que te olvidarás de mí.
No puedo seguir así, no puedo seguir pensando que todo me va a salir siempre mal, aunque lo haga. Si cada día me dejas más claro que "me quieres" y mi única reacción ante eso es pensar a cuántas se lo habrás dicho también en esos últimos cinco minutos. 
Si no puedo más que hacer que sonrío y que estoy bien delante de todos, aunque tengo mis momentos de debilidad, y derrumbarme estando sola, debajo de mi mesa, con los cascos a tope y un peluche entre los brazos en el que enterrar las lágrimas. 
Querido yo, vuelve a mí.