Escribo desde mi orgullo herido, desde mi autoestima hundida, desde mi corazón malherido.
Escribo desde mi falta de fe absoluta en mí misma, desde mis ganas de llorar, desde esa falta de amor, de cariño y de autocomprensión que tengo.
Desde esa carencia tan absoluta de quererme y sobretodo de gustarme, desde ese odio a mí misma, desde esas ganas de querer de verdad quererme y acabar hundiéndome más a mí misma día tras día.
Y que ha llegado el punto en el que aunque lo intento, mi autoestima no sube más, porque no puede, porque no puedo verme bien ni sentirme bien conmigo misma, porque no, porque no puedo.
Y de qué me sirve llorar a estas alturas si ya la cosa no va a cambiar. Si soy tan poca cosa que ya todo da igual.
"Tengo que quererme" Pero es que para poder quererme, para poder gustarme debería aislarme y no ver a nadie más nunca más, porque en cuanto viera a cualquiera me sentiría tan poquita cosa, tan insignificante, tan humillada que me seguiría faltando el aire, que me seguiría doliendo el corazón.
¿Y qué más da lo que me digan cuando yo sé de verdad lo que valgo y lo que soy? Porque yo valgo menos que nada, porque no merezco nada, porque soy lo peor.
Porque no destaco en nada de lo que hago ni en nada de lo que soy, porque no sé qué sentido tiene nada de lo que hago ni de lo que soy.
Porque me encerraría en una torre, porque no hablaría nunca más con nadie y a lo mejor la cosa mejoraría. Porque así sí que no tendría a la poca gente que tengo, porque así no sería capaz de fallar a nadie en nada.
Porque mi autoestima se desvanece día tras día y duele.
Escribo desde mi falta de fe absoluta en mí misma, desde mis ganas de llorar, desde esa falta de amor, de cariño y de autocomprensión que tengo.
Desde esa carencia tan absoluta de quererme y sobretodo de gustarme, desde ese odio a mí misma, desde esas ganas de querer de verdad quererme y acabar hundiéndome más a mí misma día tras día.
Y que ha llegado el punto en el que aunque lo intento, mi autoestima no sube más, porque no puede, porque no puedo verme bien ni sentirme bien conmigo misma, porque no, porque no puedo.
Y de qué me sirve llorar a estas alturas si ya la cosa no va a cambiar. Si soy tan poca cosa que ya todo da igual.
"Tengo que quererme" Pero es que para poder quererme, para poder gustarme debería aislarme y no ver a nadie más nunca más, porque en cuanto viera a cualquiera me sentiría tan poquita cosa, tan insignificante, tan humillada que me seguiría faltando el aire, que me seguiría doliendo el corazón.
¿Y qué más da lo que me digan cuando yo sé de verdad lo que valgo y lo que soy? Porque yo valgo menos que nada, porque no merezco nada, porque soy lo peor.
Porque no destaco en nada de lo que hago ni en nada de lo que soy, porque no sé qué sentido tiene nada de lo que hago ni de lo que soy.
Porque me encerraría en una torre, porque no hablaría nunca más con nadie y a lo mejor la cosa mejoraría. Porque así sí que no tendría a la poca gente que tengo, porque así no sería capaz de fallar a nadie en nada.
Porque mi autoestima se desvanece día tras día y duele.