jueves, 28 de noviembre de 2013

Ladies and gentleman, welcome to my life again.

Entrar, como he entrado yo hoy a casa. Cerrar la puerta, dejar que las primeras lágrimas caigan. Lanzar la mochila. Llegar a la habitación, lanzar toda tu ropa a un rincón. Dejar los nudillos contra la pared, entrar al baño desnuda y tirarme al suelo a dejar que las lágrimas salgan. Chillar, llorar, golpear todo. Dejar que todo lo que llevo guardando durante todo el día salga a la luz.
Y que en un momento, algo en mi cabeza cambie y pase del dolor a la frialdad. De llorar por todo, a atacar. Que eso sea capaz de hacerme ser fría como la mirada de un shek, como el escalofrío que recorre mi espalda al ser consciente. Dura, como el metal. Intocable, ya que ese muro se ha vuelto a construir a toda prisa alrededor de mí. Ladrillo tras ladrillo. Ya que ese muro, vuelve a ser imposible de derribar, ya que ese muro se alza entre tú y yo. Cada vez más alta, cada vez más imponente. 

miércoles, 27 de noviembre de 2013

No necesito que haya nada entre tu y yo, la piel.

No se si estarás ya dormido o no, no se si al final habrás sido capaz de comer algo  y ni siquiera se si seras capaz de dormir. Yo no lo tengo del todo claro. Mi primera lágrima cae del ojo derecho. Dolor. Dolor por saber que no puedo estar abrazándote que aunque no pueda hacer nada, no puedo estar allí. Y eso, duele. Duele mucho. Noto el vacío de mi estomago, la sensación de angustia, el no poder respirar. Y sin embargo lo único que quiero notar es a ti, tus brazos alrededor de mi, tu cabeza en mi hombro. Abrazarte igual que si fueras un niño que ha sido castigado, acariciarte el pelo, darte besos sin parar, decirte que estoy ahí. Saber que estoy allí y no aquí, saber que puedo verte cuando sea, poder subir y darte un jodido beso. No saber que estoy aquí sin aire en los pulmones, sabiendo que hasta el sábado no sabré nada de ti. No puedo con esto, me siento como una mierda. Porque mientras todo esto tiene cabida en mi, a la vez en mi interior hay una guerra sin todavía un claro vencedor. Por una parte mi corazón me dice que esto es amor, que te quiero, que no puedo soportar saber que tu estas mal. Pero por otra mi cerebro me dice que no, que eres capricho, que simplemente es costumbre, que no puedo estar sola, que soy todo lo que critique. Y es que joder, no te merezco. No te mereces estar con alguien que a estas alturas siga con estas dudas, aunque por escasos segundos el cerebro se imponga, aunque siempre gane el corazón. No merezco alguien como tu, que me trata así y que me mima tanto, no recibes para nada lo que das. Das tanto solo para que una niña estúpida sea feliz, ¿y tu que te llevas? Ralladas, paranoias y poco positivo de mi. No mereces estar así por nadie, mucho menos por una novia que tienes de semana en semana. No te merezco, eres demasiado bueno y se que no estoy a la altura y un día, te acabare defraudando y me sentiré peor de lo que ya me siento. Y lo peor es que aun sabiéndolo, no puedo dejarte escapar, no puedo perder esta única balsa en mitad del océano. Me he imaginado y he vivido tanto a tu lado, que no concibo un solo día sin ti, sin saber de ti. Te quiero tantísimo...

domingo, 24 de noviembre de 2013

"Me enseñaste muchas cosas, como que no hace falta ver todos los días a alguien para quererle, como creía. Como que puedes echar muchísimo de menos a alguien, todos los días, como no pensé que se podía. Como que por muy lejos que esté alguien, esa persona puede estar a tu lado en todo momento. Que aunque seas el que más sabe de algo, siempre una enana te puede enseñar que dejarte llevar, no está nada mal. Como que eres una regla de tres inversa, mi amor por ti es inversamente proporcional a tu tamaño. Me enseñaste que por muy mal que vaya todo, siempre hay una persona que te puede ayudar, y esa persona, eres tú."
Bárbara llora, como una niña tonta.

lunes, 18 de noviembre de 2013

I'm yours forever, and I always will be.

Supongo que son tantas cosas las que quiero decirte cada noche que las palabras se atropellan unas a otras en mi cabeza y cuando parece que unas son claras vencedoras, mis labios se olvidan de expulsarlas. Hay tantas cosas que ya te he dicho y que no se si eres consciente de lo verdaderas que son, que me da miedo repetirlas mucho para que nunca dejes de creerlas, para que nunca dejen de ser verdad. Te digo que te quiero a cada segundo sabiendo que esas palabras, se quedan cortas, que no expresan todo lo que puedo llegar a sentir, con el miedo de decirte todo lo que de verdad siento, por si todo se rompe y se va, por si no me crees, por si me tomas por una cría idiota. Me da miedo decirte lo tantísimo que te echo de menos, porque no me gusta echarme a llorar cada vez que me recuerdo en tu cama abrazada a ti, porque no quiero que realmente seas plenamente consciente de lo mucho que te necesito, porque me da miedo reconocer que realmente es así, que no puedo estar sin ti. Me cuesta mucho seguir sabiendo que no estas, que no te puedo dar ese puto abrazo que me esta quemando por dentro, ese que necesito darte ya. Me siento muy mal cuando reclamo saber que te pasa, cuando me olvido de que lo se. Y sin duda, lo que peor me sienta es saber que yo no estoy ahí, que no puedo ni siquiera darte un beso, que no serviría de nada, pero no puedo evitar sentirme mal. Quizá nos ha tocado vivir algo mas complicado que a la gran mayoría, pero ¿sabes? Por primera vez en mi vida, se que esto cambiara, que todo, algún día, ira a mejor.
Quizá sea la segunda vez en toda mi vida que he reconocido algo así, la segunda vez que soy capaz de decir que esto de verdad me supera.Quizá sea el tiempo, la mezcla de todo, o simplemente que es así porque tenía que ser así.
Tengo miedo.
Y no sé si escribirlo me ayuda, ya que llorar no me sirve, ya que intentar respirar no funciona. Intento saber qué mezcla explosiva es la que hay dentro de mí para que esté acojonada como nunca lo he estado. Para que la más mínima palabra me golpee los pulmones y me impida respirar. "La explicación más sencilla suele ser la correcta". supongo que la explicación más sencilla en este caso es la que más me hace llorar, la que me impide respirar con normalidad, la que no permite que mi corazón se tranquilice. Y esa explicación es que tengo miedo. Miedo, como nunca lo he tenido. Y lo peor de todo es que me enfrento a él como si tuviera tres años, llorando por todo, sin hacerle cara, como una cría a la que le han quitado su muñeca favorita. Pero claro, todo es más complicado que eso. No es una muñeca, y quizá  no sea ninguna posibilidad real, pero veo que todo esto me supera, que no puedo estar a la altura de lo que se espera de mí, que voy a darle la razón. Quiero demostrar que puedo con esto, quiero hacer saber que sé que puedo, que puedo hacerlo bien y sin equivocarme. Quiero que entiendan que esto no me va a superar, que soy yo, que soy una bárbara, que no hay quien me pare. Pero a veces, incluso a los más bárbaros hay algo que les dice que paren, que se relajen, que ya no es su tiempo.
Sólo necesito una oportunidad, ese abrazo de "todo está bien, yo voy a estar aquí siempre" que ya no tengo. Quiero que mi corazón se pare un segundo, que deje de acelerarse, que deje de hacerme caer. Quiero poder no echarme a llorar cuando me den el resultado, cuando me digan algo que condicionará el resto de mi vida. Necesito dejar de portarme como la cría que llevo siendo yo estas semanas, esa que llora desconsolada en la ducha para que nadie se entere, o esa que tiene que llamar a la única persona que sabe que le va a coger el teléfono a las 2 para que la tranquilice.
Sólo necesito alguien aquí, a mi lado.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Todo lo que nunca me atrevo a decirte

No sé si quiera como empezar. Hay muchas cosas que nunca te dije, muchas que no soy capaz de decirte nunca a la cara, y no es por falta de ganas. Te echo de menos, te echo mucho de menos, como éramos antes cuando estábamos juntos, las coñas, las ideas absurdas, el llegar un punto en el que no tenemos de qué hablar, el llorar de la risa tirados en un banco del O'Donell, el poderte abrazar cuando quisiera, cuando lo necesitara. Echo de menos tus ideas locas, tus sonrisas extrañas que nunca supe qué me decían. Echo de menos las tardes contigo, antes de que todo cambiara. Echo de menos saber que estabas ahí para todo, cuando te necesitaba, cuando me echaba a llorar como la estupida que soy. Echo de menos las verdades, ya que eras el único que me las decía. Te echo tanto de menos, que hasta extraño el agarrarte cuando estabas borracho, echarte la bronca por estar así. Echo de menos tu "Es que eres demasiado tú, demasiado difícil, si no fueras tan tú todo sería más fácil". Echo de menos tus palabras, esas que o me hacían llorar o sonreír, esas que nunca tuvieron un término medio para mí. Te echo tanto de menos, que cada vez que te abrazo siento que algo en míse rompe, porque ya nada es igual, porque noto que ya te he perdido y no vuelves.