jueves, 15 de mayo de 2014

¿Luz o tinieblas?

Corre y corre sin mirar atrás. ¿De qué huye? ¿De sus sentimientos? ¿Del pasado? ¿De sus miedos?
No lo tiene claro, sólo sabe que no puede parar, que no la pueden alcanzar.
Ella corre y no la importa ya si está en la ciudad o en el bosque, en el barrio o en el centro.
No la importa la gente con la que se choca, no la importan los obstáculos que tiene en frente.
Ella sigue corriendo, no deja que nada la detenga. No permite que esa sombra la coja.
No puede parar. No puede dejarse pillar.
No ve por dónde va, las lágrimas hacen que no vea nada.
¿Qué hay? Lo tiene claro, sólo oscuridad.
Sigue corriendo por esa montaña que nunca acaba, con esa sombra acechándola, cada vez más cerca, cada vez más rápido.
El recorrido es siempre igual. Siempre oscuro. Siempre banal.
No hay nadie que la pueda parar, nadie que la pueda ayudar.
No hay ningún sitio donde meterse, no hay lugar en el que esconderse.
No hay luz. No hay sol. No hay nada.
Sólo hay dolor y lágrimas.
Pero entonces aparece un rayito de luz. Pequeño pero constante.
Alza sus muros y sigue corriendo, ahora huyendo de luz y oscuridad. De felicidad y dolor.
Queda acorralada. Por un lado las sombras. Por otro la luz.
Tiene que parar.
Se acercan.
¿A qué lado irá?
¿Luz o tinieblas?
Que tu alma escoja.

martes, 6 de mayo de 2014

Destiny.

Y un día se levantó y él ya no estaba. A su lado, una nota: "Gracias por estos años, gracias por hacerme quien soy, te debo mucho, pero debo decirte adiós".
Su corazón se acelera. Debe de ser una broma, no le puede estar pasando eso.
Abre el armario, y está vacío. Dentro, una carta. La primera carta de amor que le escribió.
No, no puede ser. Sale corriendo de la habitación, pasando una por una por todas las habitaciones de la casa. Nada suyo, ni un libro.
De pronto, es consciente de lo que ello significa. Intenta respirar pero se ahoga, se cae al suelo y llora hasta que llega la noche. Recuerda cada momento, cómo le conoció, su primera cena, su primer beso. El día que entraron juntos por primera vez en esa casa.
Pero algo en su interior cambia, se activa un mecanismo que hace que de repente no sienta nada. Se levante, se lava la cara, se viste y se va.
Es sábado por la noche, las calles están llenas de gente que la miran pasar pasiva ante sus miradas de asombro. Ella sigue andando, sin rumbo pero sin temblar en cada paso que da.
Da con un local. Es su ambiente. Melenudos por aquí y por allá, Lamb of God de fondo, nada puede ir mal. Entra y se sienta en una banqueta de la barra. Pide una cerveza y se la bebe de un trago.
No tiene problema, no es la primera vez que ha estado allí sola bebiendo, pero siempre esperaba a alguien. Esa vez era distinta. Pide otra cerveza mientras se quita la chaqueta y muestra su camiseta favorita que le hace tener un cuerpo de escándalo.
Su actitud pasiva e indiferente a todo hace que nadie se le acerque, no al menos que merezca la pena.
Pero aparece alguien. "Es nuevo", piensa. Nunca le había visto allí. Hace como si no le viera mientras espera a que se vaya. Pero no, él no es como el resto de tíos que hay en ese local. Él tiene algo que la atrae y la aterra. Intenta permanecer indiferente, pero no puede. Sus barreras llevan demasiado tiempo levantadas y están empezando a desquebrajarse.
Él se pone a su lado y pide una cerveza. La mira fijamente y no puede evitar pensar que la ha visto antes, que la conoce. Es realmente guapa, no puede apartar los ojos de ella, pero si ella realmente fuera consciente... "Espera, me ha mirado de reojo".
No puede pensar en otra cosa que no sea él, intenta coger la cerveza pero le tiembla la mano. No puede evitarlo y le mira. Y en esa mirada, se dicen todo lo que se tienen que decir.
Primero sale ella, después sale él.
Suben a la casa de ella y tienen una noche maravillosa, sin intercambiar una sola palabra.
Cuando se despierta por la mañana, él sigue a su lado. "Tiene un cuerpo perfecto" "Le conozco, pero no sé de qué".
En ese momento él se despierta y la mira. "Es preciosa" "¿Puede que me esté enamorando de alguien que no conozco?"
Es la situación más incómoda de su vida. No sabe dónde meterse, así que se levanta y se viste. Se mira al espejo y ve que el sigue ahí, sentado en la cama, sin dejar de mirarla. Se ruboriza. Hacía tiempo que no tenía esa sensación.
De pronto, se miran y los dos comprenden por qué se conocen.
"No puede ser" "¿De verdad es ella?"
Habían pasado muchos años desde la última vez que se vieron. Ella apenas era una cría de 17 años. Él tenía 20 y la situación les superó a los dos.
Los padres de ella no le permitieron ir nunca a verla. Y ella seguramente pensó que ya no quería saber nada de ella.
Había pasado tanto tiempo...

Mi vida, mi lucha.

No soy partidaria del "siempre" ni del "todo". No soy partidaria de jurar mi vida a una única persona, pero hay veces que es necesario hacerlo, decir que de verdad quieres estar siempre ahí, porque realmente es lo que sientes. 
¿Puedo prometer realmente un siempre que no sé si llegará? ¿Puedo decir de verdad que seré siempre de la misma persona? ¿Que de verdad nunca va a cambiar lo que siento? ¿Que nunca voy a estar con otro?
Realmente no sé qué pasará en el futuro, sé lo que pasa hoy, lo que me pasa a mí por dentro, pero si de verdad hay una mínima oportunidad, iré a por ella.
Y de verdad, quiero prometer ese siempre, ese "I'm yours forever and I always will be", ¿pero no me estaría mintiendo a mí misma?
Todos sabemos que los sentimientos cambian, que el tiempo pasa y que o van a más o simplemente desaparecen. No puedo decir que lo que yo siento sea menor que lo que sentía, porque ahí sí sé que me estoy mintiendo, que de verdad cada día le quiero más. 
No sé qué pasará mañana, si esto algún día cambiará, si de verdad me cansaré y lo mandaré todo a la mierda. 
Pero hay algo que sí sé, sé que mientras siga habiendo algo lucharé contra viento y marea, con todo lo que venga, para seguir adelante. Cueste lo que cueste.
¿Puedo dañarme? Respirar me daña.

"En la escuela de la vida, lo que no me mata me fortalece"