jueves, 15 de octubre de 2015

Nunca.

A veces, por mucho que lo intente, no lo consigo entender.
Intento comprender como alguien puede hacer daño a una persona tan dulce y tan cariñosa, que lo da todo, aunque no lo tenga, que te antepone a todo lo demás.
A veces quiero creer que no te portabas igual con ella, que no la tratabas como me tratas a mi, porque si no soy incapaz de comprenderlo.
Llegas a ser tan pequeño, tan frágil, que me pasaría la vida entera acunandote entre mis brazos diciéndote que todo estará bien, que yo estaré ahí para ti.
Das tantísimo que cuesta creer que no  hicieras todo y más por ella, que no la cuidaras como llegas a hacer conmigo. Me cuesta creer que alguien sea capaz de hacerte tanto mal intencionadamente, y me duele sólo de pensarlo.
Me duele, por no haber aparecido antes, por no haberte podido cuidar cuando más lo necesitabas.
Y a pesar de que eras tú el que rescataba cervatillos malheridos, fui yo la que derribó tus muros, la que consiguió que volvieras a sonreír, que volvieras a confiar, a querer.
Y por eso y tanto, por todo lo que viví para curarte, por todas las heridas que me tocó cicatrizar, y las que aún me quedan, soy incapaz de entenderlo.
Y puede que nunca consiga entenderlo.

martes, 13 de octubre de 2015

Nada.

Me prometo una y otra vez que algún día seré capaz de quererme a mí misma. De aceptarme con todos y cada uno de mis defectos.
Me prometo que sabré apreciar esa curva que hace mi cintura, la rojez de mis mejillas al notar que me prestan atención. 
Quizá, pueda conseguir no odiar las marcas en mi cara cada vez que sonrío, puede que incluso pueda llegar a aceptar que mis pechos no están tan mal.
Puede que decida que no es tan malo el no haberme depilado. O incluso que vea que en realidad puedo llegar a ser guapa.
Puede que algún día sepa valorarme lo suficiente como para ver que "bueno, no estoy tan mal".
Probablemente pueda llegar a dejar de sentir vergüenza cada vez que se ve una parte de mi cuerpo, o que pueda llegar a desnudarme delante de otra persona sin ningún pudor.
Y hasta incluso, puede que llegue a callar esa voz que en mi cabeza grita una y otra vez "no vales nada, no eres nada, no tienes nada" y mi autoestima llegue a estar a niveles normales.
Puede que algún día pueda mirar a otras chicas sin pensar "es más que yo".
Pero mientras tanto, mi complejo de inferioridad, mi autoestima negativa y yo, nos vamos a dormir.