viernes, 31 de agosto de 2012

Queda prohibido.

-Nos queda prohibido no salir de casa con la mejor sonrisa.
-Nos queda prohibido llorar hasta quedarnos dormidas.
-Nos queda prohibido pensar por un momento que todo va fatal.
-Nos queda prohibido llegar a pensar que todo es culpa nuestra.
-Nos queda prohibido arrepentirnos hasta del menor fallo.
-Nos queda prohibido volver a cometer el mismo error una y otra vez. 
-Nos queda prohibido sonreír con falsedad. 
-Nos queda prohibido malgastar nuestro tiempo pensando en ese nuestro gran error.
-Nos queda prohibido no decir lo que de verdad pensamos.
-Nos queda prohibido deprimirnos el día de nuestro aniversario, por muy lejos que estemos.
-Nos queda prohibido estar un día entero sin hablar.
-Nos queda prohibido no contarnos todo la una a la otra.
-Nos queda prohibido no decirnos lo mucho que nos queremos día a día.
-Nos queda prohibido no pasarnos la tarde abrazadas cada vez que nos veamos.
-Nos queda prohibido sentir que no le importamos a la otra. 
-Nos queda prohibido no sonreír al pensar en la otra mordiéndote las orejas cuando estás triste. 
-Nos queda prohibido llegar a pensar que no volveremos.
-Nos queda prohibido llegar a pensar que no me pasaré la vida en tu casa abrazándote por estos casi doce años.
+Te queda prohibido dejar de llamarme "Lola", por mucho que lo odie.
+Me queda prohibido dejar de llamarte "Pequeñuela", por mucho que lo odies.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Hago un llamado a mi querida genia de la lámpara, porque esto no empieza a ser ni medio normal. Ehh, algo no está saliendo del todo bien. Esto va muy mal. Es muy triste que haya niñas de diez años con más vida sentimental que yo. Deberías de ir poniéndote la pilas. No quiero decir nada ni nadie, porque al final acaban viniendo los que no son. 
No pido un príncipe azul. No pido al hombre perfecto. No pido un "cuelga tú" cada día, no pido un "yo te quiero más, no yo te quiero más" a cada minutos. No pido un chico super amoroso. No pido un empalagoso. No pido nada en especial. Le pido a ÉL.
Pero saber que está jodido cuando hablas más con cualquier otro él que con ÉL. 
Es esa horrible sensación de que le estoy perdiendo hasta como amigo la que me paraliza. Esos nervios cada vez que le veo, que ya no están. 
Soy una paranoica, y lo sé. Me falta seguridad, mucha, muchísima. Soy muy insegura y a la mínima me monto mi propia película con la que lo paso especialmente mal.
Pero también, sé cuándo las cosas han acabado y cuándo no. Sé reconocer cuando los abrazos y los besos son de verdad o pura cortesía. Sé que simplemente hay que dejarse llevar, no pensar en nada. "Cuando pienso es que la estoy cagando", como dirían Pignoise. 


lunes, 27 de agosto de 2012

Escribo cuentos de hadas e historias de princesas disney, porque a todas nos gustaría vivir algo así. Un príncipe que nos quiera, que mate a nuestro dragón y nos rescate. Que cuide de nosotras y que acuda a la guerra para defendernos.
Pero los cuentos de princesas hace siglos que acabaron. Nos gustaría vivir algo así, claro. Pero las películas nunca cuentan la parte mala de los cuentos, sólo lo felices que son.
Personalmente, me aburriría de un tío así en dos días. Sí, podría estar coladísima por él, pero me aburriría. Siempre he dicho que si un tío hiciera por mí la mitad de lo que hacen algunos por tías que pasan de ellos, no les soltaría jamás. Pero seguramente yo sería de las que pasan de ellos.
Una amiga dice que la belleza es relativa, cada uno tenemos una idea diferente de qué es bello y qué no. Lo mismo pasa con las personas. Yo puedo ver a una persona muy guapa y otro verla horrenda.
Mis amigas siempre dicen que ellas quieren al típico tío que cuando te cruzas con él piensas "es más maricón que un palomo cojo" el típico que va siempre super conjuntado, con sus zapatillas de marca impolutas, bien peinado y con gafitas de sol para hacerse el interesante.
Yo, sin embargo, siempre he sido más del típico tío desastre, que no de pie con bola, que va siempre desaliñado (no en exceso) y que te trata de zorra. Suelen ser los que menos juegan contigo.
Es verdad lo de que las apariencias engañan. No te juntas con alguien por la mala pinta que tiene y luego es de las personas más maravillosas. Te juntas con el ya nombrado medio-gay y sólo es un putero que se aplica la ley de "mejor otros que yo" y antes de una semana ya tienes una cornamenta más grande que la Magistral.
Soy de las que se acaban enamorando del más cabrón del grupo de amigos. Pero también soy capaz de encoñarme con el más dulce.
Simplemente, el amor de película es absurdo. No todo es felicidad, y si vuestra historia sólo dura dos horas, corre.
En cosas del corazón sólo manda él, no puedes elegir. Y mucho menos engañarte o hacerte ilusiones de cosas que no debes.
Vive la vida, no te rayes y disfruta de lo poco que nos queda de verano.
No hay nada escrito sobre cómo llorar a tus seres queridos o sobre cómo hacer para que su mero recuerdo no te duela. Tampoco hay nada sobre cómo seguir adelante sin más, sin que esa sensación de vacío de día tras día no te quite las ganas de luchar.
Dentro de una semana y cuatro, bueno tres días, hace un año que una de las personas a la que más he querido en toda mi vida se fue. Digo se fue en vez de murió no precisamente porque crea que existe un cielo con San Pedro en la puerta, ángeles preciosos, un dios que los cuida y Hitler sentado a su lado. Digo se fue porque sin embargo siempre he creído en lo de que cuando alguien muere, vuelve a nacer. No que viva en otro mundo, como creían los egipcios, si no que siempre he pensado que cuando una persona muere, se vuelve a convertir en un bebé. Siempre he creído en lo de que cuando una persona muere se reencarna. Supongo que a muchos os parecerá una estupidez, pero siempre hay que creer en algo.
Volviendo al principio, dentro de una semana y casi tres días hace un año que ella se fue. No tengo una tumba en mi ciudad a la que ir cada día o cada semana a llevarla flores. Tengo un colgante suyo, con su letra al que darle un beso cada noche, al que agarrarme y pensar en ella y en cómo actuaría cuando todo va mal. Tengo su presencia siempre en mi mente. En cada lugar. Pienso en cómo estaría ella en ese lugar, qué diría, qué pensaría de mí si lo viera. Sigo pasando noches llorando, escondida para que nadie me vea.
Y bueno, escribo esto porque hoy tengo bastantes ganas de llorar y cuando necesito desahogarme escribo, ya sea mi diario, ya sea una carta o ya sea en el blog.
Es esa horrible sensación de que desde hace casi un año todo va de mal en peor. Es ese vacío por dentro que no puedo llenar con nada. Es esa frialdad que tengo con la gente para no volver a pasar por esto. Es esa jodida sensación de que no tengo un sitio al que ir desde que ella no está.
Llamadme ilusa, incluso tonta, pero siempre me había imaginado el ir a su casa, con mi chico de la mano y presentárselo. Seguir llamándola cada semana durante por lo menos cuarenta años. Ir y llevarla a mis siete hijos, todos iguales que el padre.
Es ese jodido "Noo, mujeer" con su tono de voz propio. Es ese jodido viernes que cojo el teléfono para llamarla y me doy cuenta de que no tengo a quién llamar. Es ese jodido miércoles que suena el teléfono y corro a cogerlo y nunca es un "Holo, que es más gordo".
Aunque crea en todo el royo de la reencarnación y tal, también confío en mi llamado "genio de la lámpara" que es como mi ángel guardián, pero más guayón. Y llevo confiando en él desde hace casi un año.
Nunca he pensado que las cosas sucedan sin más. Siempre he pensado que hay un destino que nos guía.
¿Mi destino? No lo sé. Sólo sé que hasta los cuarenta no me echaré novio formal. ¿Los hijos? Con el primer cabrón que me pille borracha. Y que sea como sea, tirar para adelante, aunque no tenga todas las de ganar. Si me rindo, sé que nunca ganaré.
He de decir que al empezar la entrada me he prometido a mí misma que no lloraría. Digamos que lo he medio cumplido.