martes, 19 de marzo de 2013

18.03.2013

Soy esa que no está hecha para ser feliz, y que lo está empezando a ser. Esa que está acojonada porque todo va demasiado bien y no es costumbre.
He de confesar que me muero de miedo. Nunca he estado así, tanto de felicidad como de necesidad de alguien.
Sí, sigo siendo la que nunca muestra las cosas, la que pone la misma cara ya sea feliz o esté muerta por dentro.
"Deberías mostrar más lo que sientes, con cuidado, para que nadie te joda, pero deberías empezar a hacerlo"
Empiezo a mostrar la más pura felicidad, la más mínima sonrisa por tonterías, las ganas de reír a cada segundo.

+¿Tienes idea del tiempo que hacía que no sonreía de verdad? Me he dado cuenta hoy. Me reía pero era todo apariencia, hoy me salía la risa sola.
-¿Sabes el tiempo que llevo sin ser optimista?
+¿Alguna vez lo has sido?
-Vale, me has pillado, pero lo estoy empezando a ser, gracias a ti.

No estoy hecha para quererte, y sin embargo, lo hago. No estoy hecha para querer en general, pero has sabido "sortear mis muros" demasiado bien.


-Déjame.
+Déjote. Eres libre, vuela cual pájaro.
-Pero... libre, libre?
+Como el aire.

-¿Para hacer lo que quiera? 
-Sí.
+¿Con quien quiera?
-Sí.
+Vale, serás informado de los cuernos entonces.
-Ba, cúrratelo mejor, no queda creíble.
+Bueno, luego no me vengas con que no te he avisado
-Entonces es recíproco, ¿no?
+No.
-¿Yo también soy libre?
+No.
-Pero eso no es justo.
+La vida no es justa, cariño.
-O los dos o ninguno.
+No, yo sola.
-Con lo que me ha costado a mí, suerte al que lo intente. Es como escalar una montaña, sin cuerda ni asideros. Tienes muchos muros alrededor.
+Vale, sí, estás hablando de mí.

"Si llega el caso y sabe hacerlo, merece una oportunidad". Has sabido hacerlo demasiado bien, hacerme algo en cuestión de días increíble.

-Querer ayudar a alguien a que no pase por lo mismo, sea justo o no me parece correcto.
+¿Estás conmigo solo para ayudarme?
-Sabes de sobra que no, pero si de paso puedo ayudarte, mejor, ¿no?
+Supongo.
-No cambies mis palabras, que veo que te rallas por momentos.
+No las cambio, y no me rallo. Tchs.
-Indignada.
+Siempre.

Uno y mil días como estos dos. 

lunes, 18 de marzo de 2013

Me escribo, te escribo

Escribo desde la más absoluta necesidad de hacerlo, sin tener ni idea de qué, simplemente, lo necesito.
Necesito escribir para mí, para demostrarme que todo esto es verdad, que no es una ilusión de las mías, de esas que se desvanecen cuando le veo. 
Necesito escribir para decirme a mí misma, que ese "tú" al que siempre he escrito, ha cambiado, se ha ido, se ha desvanecido en mi mente. Que ese "tú" ha cambiado de dueño. 
Escribirme, para hacerme ver la realidad. Lo que he vivido, lo que estoy viviendo, y lo que viviré.
Para darme cuenta de que ese "he vivido, estoy viviendo y viviré" con mi anterior "tú" nunca se va a dar como yo quiero.
Para darme cuenta de que todo ha cambiado. Que en un día, me han hecho cambiar más que en un año. Que en una tarde, me han hecho querer algo que ni había imaginado tener nunca. 
Escribo para decirme que se acabó. Tú y yo seremos muy parecidos, pero tan distintos que no somos capaces de entendernos. Nunca seremos capaces no hacernos daño, aunque sea sin querer. 
Decirme que se acabó, el pensarte a todas horas, el querer que me quieras. Decirte que todo ha cambiado, al menos en mí.
Decirme que estoy bien, mejor que nunca si me apuras. Que me has hecho ver cosas de un modo que nunca imaginaría.
Me escribo porque sí, porque lo necesitaba, para hacerme ver que las cosas menos esperadas, son las mejores, que eres lo mejor.
Me escribo para decirte adiós, te escribo para decirte que he dejado de pertenecerte.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Mi guerra, mi vida.

-¡Sonríe!-decían.
+Ya lo hago. -contestaba yo.
-Sé feliz. -decían.
+Lo intento. -contestaba yo.
-Busca a tu príncipe. -decían.
+Me he cansado. -contestaba yo.
-No te rindas. -decían.
+¿Acaso ves que lo haga?- contestaba yo.
-Sé fuerte. -decían.
+¿Te parece que sea débil?-contestaba yo.
-No entiendo por qué eres así. -decían.
+A ti qué te importa, joder. -contestaba yo.
-Pero...
+Me cansas, me hartáis, olvidadme. -me hartaba yo.

No necesito a alguien que me diga lo que tengo o no tengo que hacer, no necesito que me ayudes a ser como tú quieres que sea. 

Déjame ser feliz, llorar, cansarme, luchar o rendirme.
Es mi guerra, es mi vida.

viernes, 8 de marzo de 2013

Hacia arriba.

Fue ahí donde me di cuenta. Sentada debajo de mi mesa, llorando como llevaba días haciendo. En silencio, para que mi madre no se preocupara. Lloraba por ti, por mí, por todo lo que nunca seremos. Sólo esperaba que se pasara, que algún día esto terminaría, que dejaría de llorar y todo iría bien. Sin tener la certeza de que ese día llegara. Sin tener la certeza de que esto, por fin, se acabara.
Entonces, apareces tú, como un salvavidas, sin tener ni idea de nada. Ese don, que te hace tan especial y que siempre te agradeceré. Me sacas de debajo de mi mesa, me haces respirar y me obligas a pensar. 
Tiras de mí y me haces razonar y entender qué es bueno para mí. Me haces ver que no le necesito, que no me puedo hacer esto, que necesito ser feliz, y si tiene que ser sin él, lo será. Me enseñaste que no puedo depender de alguien, de cómo me trate, de cómo me haga sentir, para ser yo. 
Me sacaste de la más honda depresión y me sacaste hacia la superficie. Me diste la fuerza que me faltaba sin pedir nada a cambio.
Nunca, jamás podré agradecerte eso, que llegaras en el peor momento y lo convirtieras en el mejor. Nunca serás del todo consciente del bien que me hiciste, y es por eso por lo que te doy y daré siempre las gracias.