jueves, 15 de noviembre de 2018

"La culpa mata"

En este último año he sido víctima, testigo y verdugo. He aprendido un montón de cosas, y por encima de todo, he aprendido que la persona a la que más tengo que querer es a mí misma, a dejar de culparme, porque eso sólo me estaba destruyendo.
Me explico y comienzo.
Cuando la gente piensa en abuso y/o violación, la primera imagen que les suele venir a la cabeza es el típico callejón a oscuras, una chica joven volviendo a casa sola, cada uno decide qué ropa lleva, en qué condiciones va y cómo es ella, y un desconocido cogiendo y forzándola. Pero siento deciros, que la mayor parte de las veces, el abuso viene por parte de conocidos: pareja, amigos, familiares.
En este año, no he sido capaz de hablar completamente de lo que a mí me sucedió durante meses en el año pasado, porque creí haberlo superado, haber aprendido a vivir con ello, pero a base de tener pesadillas constantes con diferentes personas intentando abusar de mí, hacer conmigo cosas que yo no quería, he comprendido que una parte de mí no ha terminado de asumir y superar esta situación.
Comienzo, mi caso, como muchos otros que son silenciados, fue por un "amigo", una persona  a la que yo quería muchísimo, y que a día de hoy sigo queriendo, pero elegí cuidar de mí y no de él, a él ya le había defendido lo indefendible, perdonado lo imperdonable y seguido a su lado a pesar de todo, llegando a preocuparme por él antes que por mí.
Aclaro que no quiero dar lástima con nada de todo esto, pero considero que contarlo es un paso importante para mí, para seguir adelante, para no temblar cada vez que una persona se acerca sin mi permiso, para no pegar un bote cada vez que alguien me toca sin avisar, para que cada vez que mantengo relaciones con alguien no esté pensando en qué pasaría si en ese momento le digo que no quiero seguir, que quiero que pare.
Yo había tenido ya relaciones físicas con esta persona, y sabía que teníamos una relación de lo más tóxica, porque tanto la gente de mi alrededor me avisó, como yo misma fui consciente tras varios meses y situaciones vividas. Acabé cansada tras meses de la actitud de "machito" cada vez que algún hombre que él considerara que yo le podría gustar se me acercaba, del marcar territorio, de que tras meses sin querer nada conmigo, porque alguien me prestara atención tuviera que volver a estar conmigo. Pero eso sólo se aplicaba en una dirección, yo tuve que aguantar varias veces ver cómo se liaba con alguna chica habiendo salido los dos solos de fiesta alguna noche, y yo nunca dije nada. Porque no me importaba, o eso dejaba ver.
El tal es, que todo se acabó yendo de madre. Cansada de esta actitud, de que todo fuera cuando él quería, bajo sus propias condiciones, donde él quisiera y sin tener en cuenta para nada mi opinión (abuso), yo decidí que no quería tener nada más con él, dejarlo todo como amigos y ya está. A estas alturas, yo sobrevivía con unos niveles de ansiedad altísimos, que como más tarde comprendí, me provocaba él. Acabé acostumbrada a tener ataques de ansiedad casi cada noche que salía con él de fiesta, a estar en tensión en todo momento, pendiente de la gente que tenía a mi alrededor y de todas las muchachas del garito con las que él había tenido algo (de las cuales en un principio sentía celos y asco, que poco a poco se convirtió en sororidad y empatía, al fin y al cabo, estaban en la misma situación que yo). Acabé cansada de ver a estas mismas muchachas perseguirle como si fueran polillas y él la única luz en kilómetros a la redonda. Llegué a sentir lástima por ellas, y a día de hoy la sigo sintiendo, por ver a muchachas tan capaces perseguir a un subnormal que sólo jugaba con ellas, como conmigo. Llegué a tomar como días de descanso los findes que él no salía.
Pero parecía que cada vez que yo tomaba la decisión de no tener nada nunca más con él, él tenía una necesidad absoluta de volver a tener algo conmigo. Y no paraba hasta conseguirlo. Por el medio que fuera. Llegué a un estado en el que comprendí que era mucho más fácil dejarme, a pesar de no querer y de después pasarme días con ataques de ansiedad, sin ganas de respirar ni salir de la cama, porque negarme siempre era peor, porque nunca iba a parar, daba igual la de veces que le dijera que no, la de veces que le quitara, porque él sabía lo que quería, y lo tenía que tener. A cualquier precio.
Al principio no era consciente de esta situación, y pensaba que era yo la que controlaba todo, porque mientras las ya mencionadas muchachas le perseguían a él, él me perseguía a mí. Y yo me sentía poderosa, pero ahhhmiga, no era yo la que tenía ningún poder. No era más que un trofeo.
Recuerdo perfectamente una noche, a principios de este año, en el que me prometí que él no iba a ser el primero con el que tuviera algo (promesa totalmente incumplida por las condiciones anteriormente mentadas) en la cual salí con él y otro amigo a solas, chaval del cual se hizo amigo porque quería conmigo y como buen perro del hortelano, se hizo su amigo para así poder estar en medio. Era un jueves por la noche, en nuestro local habitual, los tres solos. Yo salí a fumar, él salió conmigo. Tiró de mí un total de tres veces para besarme, las tres veces me aparté y simplemente le abracé. Al parecer no era lo suyo entender las cobras. TRES. Yo entré super orgullosa de no haber caído, mandé un audio a un amigo, super contenta, porque por una vez no había cedido. A las horas, después de estar él toqueteándome, yo apartándome y dejando claro que no quería nada con él, volví a salir a fumar, él volvió a venir conmigo. Cayeron otras dos cobras, porque al parecer seguía sin quedarle claro que no quería con él, que cuando le contestaba de malas maneras sus comentarios rollo "cómo me pones, qué cachondo me estás poniendo, te follaba ahora mismo" no quería decir que no quería, para él significaba un reto y que tenía que conseguirlo sí o sí.  Su trofeo. Acabó pasando, yo seguía sin querer, pero como bien he explicado, es una persona que nunca entendió un "no". Literalmente me acorraló, me sujetó con un brazo contra la pared mientras con la otra mano me cogía la cara para que le besara. Le dio igual las veces que le dije que no y le mordí, eso a él le ponía más cachondo, pero para mí no era ningún juego. Otra noche volviendo a casa con un ataque de ansiedad tochísimo, y no queriendo salir nunca más.
Sin embargo, seguí saliendo, porque quedarme en casa a solas, sólo hacía que la ansiedad se incrementara.
Seguía justificándole. Mis amigas, le odiaban, me echaban la bronca cada vez que tenía algo con él, y yo me escudaba en el "pero es que cuando estamos los dos solos es una persona totalmente distinta, no es el gilipollas egocéntrico que quiere aparentar". No entendía por qué se preocupaban tanto por mí cada vez que salía sola con él. Por qué no querían que siguiera viéndole siquiera. Si en el fondo, no era tan malo.
Cosas que ahora recuerdo y me revuelven el estómago y me llevan al punto de vomitar, en ese momento me parecían nimiedades. ¿Que le he dicho 20 veces que pare porque no quiero follar en este parque y me está haciendo daño y sigue? Joder, es porque le he puesto mucho y claro, ya que estamos terminamos. Lo que en ese momento no vi, es que me estaba violando. Mi amigo.
Cuando fui capaz de ver un poco por encima, sin ser consciente aún de todo, lo que estaba pasando hablé con él, me ofrecieron ayuda, me ofrecieron compañía, incluso hablar por mí, pero yo soy de librar mis batallas sola.
Como tonta me creí sus lágrimas, su "no volverá a pasar", su "no te volveré a tocar".
Y en cierto modo, era verdad. No me volvió a tocar sin mi permiso, me pedía permiso y disculpas a la mínima. Pero en ningún momento dijo que no volvería a pasar con otra.
Y efectivamente, pasó con otras chicas, cercanas a todos nosotros, una de ellas lo sufrió una noche, que después me forzó a mí, aunque no llegamos a follar. Y calló durante meses. Con la última, la más reciente, estalló todo. Y yo ni siquiera conté lo que me había pasado, porque yo ya no me lo creía.
Y después de que le mandaran a la mierda, estuve mil veces tentada de preguntarle si se encontraba bien. ¿A santo de qué? ¿Por qué era yo la que se tenía que preocupar por él? Decidí que tenía que cuidarme a mí antes que a nadie. Lamerme mis heridas, e intentar volver a ser persona algún día, rota, pero viva. Por una vez me elegí a mí antes que a él, dejé de defenderle y justificarle, y empecé a llamar las cosas por su nombre, porque al fin y al cabo, él era un violador. Y nunca, jamás, podré defender a una persona así, por muy "amigo", por mucho que le quiera.
Y como yo ya hacía meses que había hablado con él, di por hecho que lo había superado todo. Ahora sólo me mataba la culpa, porque si yo hubiera hablado antes, dos chicas (que sepamos) no habrían pasado por la misma situación que yo. Dos chicas con los mismos problemas de ansiedad. Y di por hecho que el único dolor que yo sentía, era por ellas, porque tuvieran que pasar por esto por yo no haber hablado por el miedo a que se me juzgara, porque yo ya había estado con él antes.
Y nunca se me juzgó, cuando todo se supo, sólo recibí apoyo, sin siquiera saber nada de mi historia. Sin ser conscientes de lo que yo llevaba meses callando.
Han pasado 3 meses y 9 días desde que esta persona desapareció de mi vida, pero su huella va a seguir conmigo mucho tiempo. Sin embargo, yo nunca me he llegado a considerar víctima, no me gusta ser víctima de nada, pero en este caso, lo soy.
He aprendido por fin a dejar de culparme porque alguien abusara de mí, a dejar de pensar que soy estúpida por haber pasado por todo esto, y más sin decir nada, pero gritando auxilio en silencio. He dejado de culparme por no hablar a tiempo, porque en ningún momento ha sido culpa mía lo que él haya hecho. Y por fin, me siento libre de su influencia, libre para volver a reconstruirme cachito a cachito, para volver a ser feliz, o intentarlo al menos.
Y, por fin, libre para elegirme a mí antes que a nadie, y quererme a mí por encima de todas las cosas.